sábado, 8 de mayo de 2010

De cajón…

Las preguntas más trascendentales demandan siempre una respuesta cargada de sentido común, que a menudo, por obvia, pasa desapercibida. Padecí un cáncer de sangre que culminó con un transplante de médula hace ayer justo un año. Durante el tratamiento me inquietaba especialmente el modo en que mi vida y yo misma íbamos a cambiar después de todo. Y un año más tarde, cuando en gran manera el agua ha vuelto a su cauce, la vida ha vuelto a ser lo que era, después de todo.

A menudo a la mala pasada que es sufrir un cáncer se le atribuyen propiedades catárticas, en un esfuerzo por encontrarle sentido a la horrible enfermedad y al despiadado tratamiento. Es un engaño: el cáncer solo es un gran mal trago en el camino; la buena noticia es que, si se supera, las cosas son de nuevo casi como eran.

Así que la respuesta era de cajón, aunque en el trance fuese impensable: “La vida después del cáncer ya nunca es igual… pero, en realidad, viene a ser lo mismo”, en palabras de Alicia, la protagonista de un cómic de Isabel Franc y Susanna Martín, que acabo de descubrir, y que lleva por título Alicia en un mundo real. Se agradecen historias como esta, cargada de sensatez, divertida e inteligente, que se niega a hacer épica de la enfermedad.

Asentada en el después, afirmo: el durante es demoledor, pero pasa, y, en el fondo, nada ha cambiado al cabo.

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