Anoche fui refunfuñando a la película que cerraba la I Mostra de cinema de Quebec de Barcelona. Una tiene sus objeciones hacia esos ciclos de literatura, arte o cine que tienen como único hilo conductor el origen de las obras que se exhiben. Pero mi acompañante insistía y el precio (4€) resultaba tentador, así que, gracias a lo que me cuesta decir que no y a la financiación de algún ente público al que hoy no voy a recriminar nada, acabé viendo C’est pas moi, je le jure!, dirigida por Philippe Falardeau y estrenada en 2008.
Soy especialmente sensible al género de “niños rotos”, que es mi forma de llamar a esas historias sobre gente que se rompe antes de tiempo. Por lo común, el cine y la literatura se ocupan de la infancia quebrada por la guerra o la miseria y, en cambio, son más raros los relatos intimistas sobre niños rotos de clase media. Como León, que trata una vez y otra de quitarse de en medio, con poco éxito: «La vida no está hecha para mí, pero yo parezco estar hecho para la vida».
La Mostra, como dije, acabó ayer, así que no sé yo si será posible volver a verla en pantalla grande. De todos modos, por si alguien quiere hacerse una idea, aquí va el tráiler:
La acción paralela
Hace 10 horas
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